Estados Unidos se está quedando atrás en lo relativo a la privacidad y el rol que desempeñan las Big tech.
El 5G, el IoT, la inteligencia artificial y tecnologías similares están todas basadas en un tratamiento e intercambio masivos de datos, tanto entre dispositivos como entre países, que se convierten a estos efectos en un escenario global. Ahora bien, ¿cómo se pueden implantar sin asegurar antes un marco regulatorio equivalente en todos ellos?
El RGPD protege la privacidad de los usuarios a la vez que permite a las empresas sacar partido de los beneficios de la digitalización. Desde que el RGPD entró en vigor en mayo de 2018, se han generado posturas favorables en cuanto a sus efectos, tanto desde los ciudadanos como desde las empresas.
La esencia de esta Regulación es que otorga a la gente un mayor control sobre sus datos, al permitirles acceder a los mismos, modificarlos y decidir quién y cómo pueden usarse, entre otras cosas. A su vez, ha tenido un impacto positivo en las compañías, que afirman que esta nueva normativa les ha permitido implantar un sistema organizado y controlado de la información que almacenan, lo cual ha conducido a una mayor seguridad para con la misma. De igual modo, esto ha generado confianza en sus clientes, al poder ofrecerles servicios más comprometidos con la privacidad.
Washington y la Unión Europea están trabajando para avanzar de forma paralela en la materia y convertirse así en líderes globales para flujos de datos libres y seguros. Más allá de la seguridad de los datos, las normas de privacidad también desempeñan un papel crucial en los debates sobre la inteligencia artificial, redes 5G y normas de competencia.
La Comisaria europea de Justicia, destaca que las tecnológicas de Estados Unidos ya han mostrado su apoyo para la aprobación de una legislación reforzada. “Es momento de que América se una a nosotros, Japón y muchos otros en nuestro trabajo para ser parte en la implantación de estándares globales en privacidad- Deberíamos construir una coalición global para afrontar este reto juntos y abogar por un intercambio libre de datos basado en un absoluto respeto a las leyes en privacidad”.
Si la Unión Europea y Estados Unidos finalmente alcanzan un punto común de entendimiento para la regulación de la privacidad, se crearía entonces un escenario donde las empresas pudiesen realizar transferencias de datos sin limitaciones y los ciudadanos recuperasen su confianza en el mundo digital.