Conforme el uso de la IA se expande de forma gradual en el sector, la implementación de la ética de la IA en el mismo resulta cada vez más esencial para adecuarlo a la normativa.
El papel de la IA en el sector inmobiliario y la construcción
La Inteligencia Artificial no ha sido de fácil aplicación en algunos sectores muy asentados como el sector inmobiliario, la segunda industria menos digitalizada del mundo, sobre todo para tareas de ventas y otras tradicionales. Sin embargo, muchas empresas han dado ya el salto y se han adaptado a las nuevas tendencias, las cuales aplican cada vez más y para trabajos más delicados. Esta tecnología puede analizar elementos físicos como datos de localización y otras variables relacionadas para asignar así la mejor combinación de características para cada determinada persona que está buscando comprar y construir una vivienda. La IA es capaz de encontrar vínculos que en un principio podrían parecer improbables y que no obstante son la clave para hallar la unión perfecta.
Uno de los principales problemas en la industria inmobiliaria respecto de la IA es la existencia de diferentes tipos de datos que conciernen a la propiedad, lo cual conduce a que añadir o restar valor a la misma dependa de muchos aspectos que en la mayoría de las ocasiones pueden pasar desapercibidos. La solución pasa por la gran cantidad de datos recopilados durante los últimos años y que permiten que la IA realice análisis muy detallados de todos los aspectos relevantes. Asimismo, el hecho de que se vaya incrementando el número de personas que utilizan estos sistemas enriquece a los mismos y mejora su habilidad de filtrado y de ofrecer resultados precisos. Un nivel interactivo de sistemas de IA podría incluso utilizar fotografías de las casas actuales de los clientes, o de aquellas que estos considerarían ideales, para así configurar a partir de ahí los requisitos más importantes a la hora de encontrar una casa de acuerdo a sus preferencias o construirla conforme a dicha información. Además, en lo que se refiere a la construcción de casas, la IA puede utilizar el espacio de manera más eficiente, y de hecho muchos decoradores ya la están empleando para sus creaciones artísticas. Si una empresa o un cliente está intentando maximizar el terreno que tienen disponible, la IA puede diseñar un plano muy ajustado a las preferencias del constructor.
Si se tiene también en cuenta el coste y la eficiencia a nivel económico, la IA puede ayudar a encontrar los mejores materiales, su disponibilidad y la mejor opción calidad-precio, junto a otras consideraciones como el impacto medioambiental. De esta manera, la IA podría trazar el proyecto para que pasase directamente a evaluación por el profesional que daría o no el visto bueno conforme a su criterio y experiencia. Por ejemplo, un punto esencial a valorar en estos casos son los barrios donde se encuentra la vivienda, porque su proximidad a colegios, parques, gimnasios o supermercados puede ser determinante. ¿Qué hace que un piso de dos habitaciones relativamente estándar cueste más en una ciudad que en otra? Los sistemas de IA pueden descubrir estas correlaciones con mucha más facilidad y precisión que cualquier persona, pero de nuevo cabe recordar que dependerá completamente de la cantidad de información disponible con la que cuente para generar sus recomendaciones iniciales.
La necesidad de la ética de la IA en el sector inmobiliario
Dadas todas las posibilidades que nos presenta la IA, es ahora tarea del ser humano sacar lo máximo de las mismas e implementarla con los correctos principios éticos, desde su programación hasta su uso, para asegurarse de que se respetan todos los derechos y libertades de los ciudadanos. Una IA que no se regula y controla de manera debida podría dar lugar a resultados muy poco deseados desde un punto de vista ético. El ejemplo más claro es que el algoritmo podría simplemente seleccionar la raza como un criterio para la asignación de barrio ideal donde adquirir la vivienda. Con el estado del arte actual, la máquina no podría saber que esta actitud no es apropiada ni correcto. Por otro lado, la proliferación de datos tanto de los propietarios como de los compradores en motores de búsqueda y páginas webs de las inmobiliarias, entre otros como foros y redes sociales, es algo que también hay que vigilar a fin de proporcionarle el tratamiento más adecuado y seguro.
¿Es suficiente proteger la información de los compradores y vendedores?
Son muchas las cuestiones que se generan entorno al uso ético de los sistemas de IA en el mercado inmobiliario y de la construcción. ¿Es suficiente proteger los datos de los compradores y vendedores? ¿Están las agencias inmobiliarias tratando los datos personales con todas las garantías debidas y requisitos impuestos por el RGPD? ¿Se ofrece transparencia absoluta en relación a la recogida de datos, tratamiento y finalidad? El tratamiento de datos personales es siempre un tema delicado que los desarrolladores de IA deberían tener en cuenta a fin de no correr el riesgo de crear IA que no se ajuste a las condiciones que deben regir su programación, pues los efectos a largo plazo podrían ser devastadores para los derechos de los ciudadanos y la sociedad en su conjunto.
El hecho de que la IA pueda recoger datos de manera activa por su cuenta también debería ser un elemento a tener muy en cuenta, puesto que estas búsquedas autónomas podrían cambiar drásticamente la calidad de los datos y afectar a la objetividad de los resultados. Tampoco debemos olvidarnos de las condiciones mínimas de seguridad física, pues el objetivo de reducir costes y maximizar espacio podría llevar a la IA a recortar gastos mediante la utilización de material de calidades que no respeten los parámetros mínimos aceptables. Lo mismo ocurre con la comodidad, una variable que podría no ser considerada de la manera correcta por la IA. La finalidad del proyecto y sus escalas es algo esencial para los arquitectos y constructores, puede deben asegurarse de que todas las edificaciones sirven de la manera en que deben y no escatiman en los elementos necesarios y mínimos de un edificio actual.
Como complemento a lo anterior, la reducción de costes en el largo plazo y el impacto medioambiental, por ejemplo, en la elección del tipo de energía, es en cierto modo una elección uy personal que no debería delegarse de manera automática a la agencia o a un programa de software, incluso aunque las sugerencias de este vayan a ser en términos objetivos las más eficientes. Hay muchas cuestiones que las máquinas simplemente no pueden alcanzar a elaborar a no ser que se les enseñe a hacerlo, y son los diseñadores y arquitectos los que tendrán que encargarse de dicho papel, como por ejemplo las dos preguntas más importantes: ¿Funciona? Y si funciona, ¿es ético?
Como parte de nuestra serie de vídeos sobre la IA en diferentes industrias, recientemente hemos publicado un vídeo donde exploramos el uso de la IA en el sector inmobiliario.
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